miércoles, 20 de julio de 2011

Mudanzas Caninas y Cocaína en Descapotables

Tienes que hacer una mudanza el domingo, mañana; no tienes ganas de mancharte las manos y prefieres encargárselo a otro. Un buen amigo dice que él no te va a ayudar, pero que te va a dar el teléfono de una empresa que lo hace a un precio bajo. Te dice que merece la pena a pesar de que los operarios sean extraños, no te especifica el por qué. Llamas y hablas con el encargado, le das tus datos y explicas qué es lo que quieres. Queda todo muy claro y de hecho piensas que al otro lado del teléfono hay una magnífica persona y mejor trabajador, pero no piensas en tener sexo con él. El domingo a las 8:00 de la mañana tocan el timbre de tu casa y cuando abres.....ZASCA! Te encuentras con un perro vestido con mono azul y gorra amarilla. Te dice que hablaste con él y que el camión está aparcado abajo. Tú no das crédito: ¿Qué cojones hace un perro disfrazado y hablando en la puerta de mi casa?. En seguida suben dos más, perros fuertes e incluso con pedigree. ¿Quién sabe? A lo mejor hacen bien el trabajo.






Hay uno de los perros que te llama mucho la atención, no sólo por el mono azul y por la gorra, sino porque fuma mucho y lleva un consolador en el bolsillo. (La escalera parece que flote)


Vayamos con otra idea:


Un viva la vida de toda la vida, uno de esos niños de papá, pero no tan niños, quizá pasa los cuarenta. Ese cabrón caballero viaja con un amigo en un descapotable comprado por papá. Lo conduce el amigo, porque el cabrón caballero ha estado drogándose desde hace horas. Viajan hacia Las Vegas... o Calasparra, no se sabe. El pelo les ondea al viento y van muy rápidos, disfrutando los 200 caballos que tiene el descapotable (hay 200 pura sangre escondidos bajo el capó). A medio camino, al cabrón caballero no se le ocurre otra cosa mejor que prepararse unas "rayicas güenas" de cocaína sobre un pequeño espejo. Sin contar con la velocidad que lleva el coche y la fuerza del viento, la farlopa se le vuela de golpe a la cara. Muy enfadado grita: ¡Joder, la farla se me ha metido por la nariz! ¡Qué asco! Y tose mucho. El pobre diablo piensa que ha malgastado su droga al introducirla por su nariz accidentalmente. Al rato va enchufadísimo




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